Síntomas de una muerte cercana

Marta Barjola

Actualizado el 14/11/2023 a las 14:50

A menudo los enfermos terminales y también sus seres queridos se preguntan cuáles son los síntomas de una muerte cercana o casi inminente. Saber reconocer esta realidad ayuda a prepararse y, sobre todo, tranquiliza a todos los implicados.

Reconocer los síntomas de una muerte cercana contribuye a esperar con mayor calma el desenlace y permite suavizar esta agonía final, sabiendo qué esperar. Los profesionales sanitarios en cuidados paliativos confirman que de acuerdo con su experiencia tanto el propio enfermo como las personas que lo acompañan afrontan los instantes previos al fallecimiento con menos angustia sí saben cómo se presenta y manifiesta el momento.

La agonía de la muerte

Aunque el estado del enfermo, la patología que sufra o sus condiciones determinan síntomas específicos que pueden aparecer momentos antes de la muerte; hay síntomas que son comunes y habituales en este momento en la mayor parte de los casos y que se presentan con mayor frecuencia.

El miedo a la muerte es también temor a lo desconocido. Sin embargo, es posible saber cómo se presentarán esos últimos minutos puesto que aparecen síntomas inequívocos que son apreciables tanto por el enfermo como para las personas que le acompañan en ese momento.

La agonía previa al fallecimiento en algunos casos puede ser cuestión de horas o de menos tiempo, pero también es posible que sea una fase algo más extensa que llegue a durar unos días. Los médicos reconocen una media de entre tres y cinco días.

Clínicamente los médicos reconocen los síntomas clínicos de forma inequívoca en la mayor parte de los casos por los que son los que pueden ofrecer información más certera a este respecto en cada caso.

Los profesionales sanitarios confirman que sí pueden acompañarse, suavizarse y hacerse menos duros en muchos casos estos últimos momentos tanto para el enfermo como para los que les rodean. Saber cómo actuar y qué esperar en el momento de la agonía es siempre una ventaja, tener el control es tranquilizador para todos los afectados.

Síntomas frecuentes antes de la muerte

Al margen de situaciones concretas y de acuerdo con cada caso, los síntomas prevalentes que anuncian la muerte de una persona con una patología terminal son las mismas. El cuadro médico convencional para un caso de proximidad de miedo se acompaña de:

  • Deterioro de la conciencia
  • Disnea o sensación de ahogo
  • Dolor
  • Alteración en la ingesta: falta de apetito y sed
  • Alteraciones psicológicas
  • Cuadros confusionales
  • Alteraciones respiratorias y estertores

¿Qué síntomas pueden tratarse y cómo?

Los enfermos temen el dolor y la sensación de ahogo que es cierto que suelen estar presentes en la agonía previa a un fallecimiento. Sin embargo, los médicos confirman que son situaciones que se conocen y se controlan tanto cuando se está en un centro hospitalario como cuando se recibe asistencia y control paliativo en el domicilio.

Dolor

El dolor se mitiga en procesos de final de la vida mediante sedaciones que se ajustan a las necesidades de cada paciente. Para paliar el dolor físico se administran derivados de la morfina –tipo narcóticos- que impiden que el dolor acompañe los momentos previos a la muerte.

El primer paso cuando aparecen dolores en esta fase es administrar al paciente calmantes, fármacos previstos para esta situación. Cuando este primer recurso no es suficiente y el paciente sufre dolores, se plantea la sedación siempre como tratamiento para paliar dolores y síntomas, no para acelerar la muerte. Este tratamiento del dolor se consulta y consensúa con el propio paciente y los familiares siempre que es posible.

Los equipos de cuidados paliativos son los especialistas en recomendar y administrar recursos contra el dolor tanto en forma de fármacos como en el caso de ser necesario y aprobada la sedación para evitar el sufrimiento innecesario, combatiendo los síntomas con un tratamiento más fuerte.

Expresión de dolor

Aun cuando un enfermo terminal está tratado para suavizar el dolor, puede presentar signos externos de dolor y expresiones muy agudas de este padecimiento. Sin embargo, los médicos explican que a menudo este dolor no es real, sino que se deriva de la desconexión y el fallo cerebral propio del momento.

Los expertos en cuidados paliativos coinciden en tranquilizar a los familiares y personas que acompañan a las personas que agonizan, cuando estos muestran síntomas excesivos de dolor: el cerebro ha dejado de modular la respuesta al dolor, la manifestación del mismo no esta graduada con respecto a lo que se sufre en realidad, lo que significa que el dolor puede existir y ser muy leve o moderado y sin embargo, el enfermo manifiesta expresiones de dolor exacerbadas.

Estertores: fuertes sonidos al respirar

Los ruidos respiratorios en la fase de agonía son frecuentes y resultan angustiosos especialmente para las personas que acompañan al paciente, pues son fuertes e inquietantes al provenir del aparato respiratorio. Sin embargo, los médicos también tranquilizan en este caso e insisten en señalar que es un síntoma llamativo, pero que no causa un sufrimiento penoso.

Los estertores que es como se conoce este tipo de ruido respiratorio común antes de la muerte, se deben a la acumulación de secreciones en los pulmones que aunque se pueden respirar hacen el acto de la respiración más sonoro y llamativo.

Las secreciones en los pulmones se acumulan en el periodo de agonía y aunque puede tratarse con fármacos para evitar que sea una acumulación masiva que provoque más ruido y estertores más potentes, lo cierto es que el paciente no padece en este caso.

Deterioro de la conciencia

La falta de lucidez es habitual en los días previos a la muerte. No es una falta de conciencia absoluta ni total y depende mucho del paciente por lo que hay muy diversos grados en este síntoma. Hay personas que están conscientes hasta el último momento, pero lo más habitual es denotar una fase de deterioro paulatino de las facultades cognitivas.

Desde un punto de vista médico, se considera que la desconexión emocional y el deterioro cognitivo de los pacientes que están en la recta final de la vida son mecanismos naturales de defensa humana, precisamente para minimizar sufrimiento por lo que, por lo general, este síntoma no se trata médicamente de ninguna forma y se deja actuar.

Disnea o sensación de ahogo

A menudo, las personas que atraviesan la fase previa a la muerte presentan síntomas de ahogo y se reconoce como una situación muy angustiosa que los enfermos necesitan aliviar. Efectivamente existen recursos para que este síntoma no se presente o lo haga de forma más suave o menos continua. Lo más habitual es que se administre oxígeno al paciente.

El oxígeno aplicado en fase terminal para los enfermos no alarga la vida ni mejora la capacidad respiratoria del paciente, no es un tratamiento sino un paliativo para que la sensación de ahogo o los momentos de disnea sean más leves o menos frecuentes, lo que minimiza el sufrimiento en el paciente. Solo disminuye la sensación de ahogo.

Falta de apetito y sed

La nutrición y la hidratación no son necesarias cuando la agonía final ya se ha declarado. Aunque a un enfermo terminal se le retire la nutrición e hidratación asistida la causa de su muerte no será el hambre y la sed, sin embargo, es una preocupación que suele presentarse entre los familiares.

El paciente en fase terminal no precisa de alimentación ni sufre sed, no necesita ya este tipo de sustento para afrontar la etapa final. Aunque a menudo se les mantiene las vías de hidratación y alimentación hasta el final, los sanitarios confirman que no es necesario en ningún caso.

Desde cuidados paliativos se explica que la comida y la bebida, cuando los síntomas de fallecimiento próximo ya se han presentado, no son necesarios y que incluso pueden llegar a ser contraproducentes y provocar más inconvenientes que beneficios. Por ejemplo, la hidratación provoca más secreciones que se acumulan en los pulmones y causan más estertores y más profundos.

El paciente no come como síntoma de estar en la fase final, es decir, no come porque se está muriendo y no cabe la posibilidad de que se muera por no haber comido. La nutrición en estos momentos puede causarle, por el contrario, una alteración metabólica que podría complicar el final y hacerlo peor.

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Los síntomas de una muerte cercana son inequívocos desde un punto de vista médico y gracias a la especialización sanitaria en esta etapa, a través de los cuidados paliativos, los pacientes atraviesan esta fase en las mejores condiciones. La mayor parte de estos síntomas se tratan y se minimizan para que el sufrimiento sea el menor posible.

Escrito por: Marta Barjola

Consultora senior de comunicación, Experta en seguros de coche, moto, salud, vida, decesos, autónomos y empresas. Técnico de Marketing y Comunicación Interna y externa, periodista y comunicadora. Más de veinticinco años de experiencia, los últimos, con clara orientación al cliente. Interés por los medios digitales, entusiasta y proactiva. Especialista en temáticas relacionadas con banca y seguros, redactora de post para blogs, entrevistas y reportajes. Apasionada por la salud y el mundo empresarial.

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